miércoles, 23 de mayo de 2018

Mi cuñado, mi hermano.


Cuando mi hermana se casó hace ya varios años, nunca pensé que se cumpliría ese mito que tu familia se gana un hijo más, ya que en ese supuesto yo me ganaría un hermano. Yo ya tenía hermanos y no me hacía la idea que otro hombre podría ocupar un lugar tan especial como un hermano en mi corazón, pero la vida me demostró que si es posible.
  
Quita la palabra “política”.- Gracias a Max comprendí que el amor de familia va más allá del apellido. Tanto él como su familia, o mejor dicho mi familia, en diferentes formas me han demostrado que el amor que sienten no sólo es por mi hermana, sino por toda la familia de mi hermana, en donde estamos nosotros. Nadie se salva de su cariño y solidaridad, que van desde visitas, llamadas e incluso quedarse conmigo en la clínica cuidándome cuando nació mi segunda hija. Max me regaló una familia amorosa a quien quiero mucho y a quienes anhelo ver siempre.

Es más divertido sonreír.- La capacidad de Maxito para sonreír es incalculable. La situación que uno puede atravesar nunca es suficiente para apagar la sonrisa que viene desde el corazón. Cada vez que nos vemos siento su alegría y su paz que transmite en cada conversación, comentario o broma que puede hacer. A través de sus canciones o himnos cristianos que entona; incluso cuando no deja de tocar batería con sus dedos en cualquier mesa. Esa misma sonrisa tiene mi sobrina, a quien siempre le digo que anhelo que tenga el corazón de su papi.

Tu sobrina, mi sobrina.- Mis hijas son las sobrinas de sangre de mi hermana, pero desde que nacieron siempre las quiso como hijas de sus hermanos. Me enseñó que los niños por el simple hecho de existir son la mayor bendición de Dios. Las diferencias en un corazón como el de él, no existen; todos sus sobrinos de sangre o postizos tienen el mismo espacio en su corazón. Una gran lección para todos.

Lo más bonito que he aprendido de “Favorito” como le digo, es su entrega, es su amor incondicional a mi hermana y mi sobrina, sin dejar de lado a sus padres, hermanos y a toda su familia; y además a toda mi familia. Cuando mi mami se fue recuerdo haber volteado y ver la tristeza en su rostro y era igual a la de nosotros, ese día entendí que aunque aún no se había casado con mi hermana ya era parte para siempre de mi familia. Maxito es mi hermano y anhelo que mis hijas puedan sentir ese amor por sus cuñados cuando les toque compartir su vida, con el hermano que su hermana le regale.

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