miércoles, 10 de octubre de 2018

Los hijos que no tuve en la barriga.


Hace un poco más de tres años nos reunimos con mi familia a almorzar, llegaron mis hermanos y Max. Estábamos todos juntos almorzando cuando mi hermana Kika nos dice que está embarazada. En ese momento sentí un hincón en el corazón que sólo me permitió llorar y abrazarlas a ella y Max. Hasta ese momento no sabía que nacería mi tercera hija. Siempre había escuchado que no hay como los sobrinos, en especial, los hijos de tus hermanos.

Ese mismo año, mi hermana y su familia nos dicen que se irían a vivir a México; al inicio mis sentimientos fueron como en una montaña rusa. Me alegraba que estuvieran creciendo pero al mismo tiempo no quería que se fueran, en especial porque por fin experimentaría lo que era cargar a la hija de tu hermana.

Los meses pasaron y Maxito, tuve que irse antes… y gracias a Dios me llegó el mejor regalo. Mi esposo y mi cuñado habían acordado que nos mudaríamos a la casa de mi hermana para acompañarla hasta que se fuera a ir. Recuero que estaba manejando y contesté la llamada por altavoz, y tanto Astrid como yo escuchamos a mi esposo decir que nos mudaríamos a la casa de “La Tía Kika”. Mi tristeza por la próxima partida de Kika, Max y Camila desapareció casi por completo.

Estos casi 3 años de ser tía aprendí varias cosas y te comparto algunas.

Prepara pañuelo.- Con mi hermana en México hice maletas en enero , mis hijas y yo fuimos para acompañarla, y esperar a Cami. Así un 18 de enero muy temprano me levanta mi hermana para decirme que se iría al Hospital. Los papis y mi papá, que había llegado de sorpresa, fueron primero, y me quedé con mis hijas para alistarlas. Llegamos a la clínica y pude decirle a mi hermana antes que entrara a sala, que todo saldría bien. Después de un rato supimos que Camilita había nacido. Cuando la llevaron al cuarto y la pude cargar, lloré como dibujo japonés. Las lágrimas salían y no podía contenerlas. No siempre se llora de felicidad, pero ese día recuerdo la emoción y amor que sentí al tenerla conmigo.

Soy la hermana mayor.- Desde el momento en que mi mami partió al cielo, automáticamente pasé a desarrollar algunos papeles que no imaginé. En el caso de mi hermana; la acompañé a ver su vestido de novia, ver los detalles de su matrimonio, luego los preparativos del “Gender Reveal Party”, el baby shower despedida y finalmente su consejera en el nacimiento de su primera hija. Lo que he aprendido es que no importa el número de hermana que seas, tu familia siempre te necesitará y no tanto para aconsejar muchas veces, sino para acompañar y saber que con tu compañía todo se puede resolver aunque no digas nada. Esos primeros días de mamá con Kika fueron invaluables, cargar a Camila e incluso bañarla al inicio fueron momentos inolvidables que vivimos juntas.

No hay matemáticas para el amor.- Tengo sobrinos pero Camila fue la primera hija de uno de mis hermanos en Perú. Antes de ese día, cuando veía a mis hermanos con mis hijas sus miradas eran increíbles; el día que nació Cami pude comprender lo que ellos sentían. Tener en tus brazos al hijo de uno de tus hermanos es una sensación indescriptible, te inunda la emoción y el amor inmediatamente te embarga. Mi sobrina comparte mi corazón con mis dos hijas. Este año pude conocer al hijo de mi medio hermano, Vicente. El día que lo vi me embargó la felicidad; contuve mis lágrimas para que no me vea como exagerada pero ese primer abrazo con Nicolás fue increíble. Comprendí que no importa si los conoces grandes, porque la conexión entre una tía y un sobrino es más fuerte que la distancia y el tiempo. 

Ser tía es un sentimiento increíble. El cariño por los sobrinos es puro y libre. Les deseo a todos que puedan ser esos tíos que siempre añoraron de pequeños, ser los tíos engreidores pero que también te pueden corregir con amor. Esos tíos que se convierten en confidentes. Mis hijas ya van creciendo y veo como la relación con mis hermanos va mutando, mis hermanas se vuelven sus confidentes y son las celosas con mi hermano. Amo su relación y ver como comparten miradas de complicidad. Por mi parte, espero ser siempre una tía que ama a todos por igual, engreírlos y añorar que sientan mi amor.



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