viernes, 2 de noviembre de 2018

Hoy te cantaría Happy Birthday, mami.




Hace 7 años dejé de celebrar el cumpleaños de mi mamá con ella al costado. Estos años todos los que me conocen saben que la nombro siempre y trato de hacerla parte de mi vida cada día. Siete años que no han sido fáciles pero que tampoco han sido imposibles. Tenerla a mi lado es desear lo imposible pero hoy ya puedo sonreír al recordarla sin que me falte el aire. Quiero compartir lo que aprendí estos años sin tener a mi mamá.


Si digo mamá, quién me responde? Cuando mi mami se fue “apagando” entendí que no volvería a responder nadie a mi llamado de mamá. Suene duro o no, es una realidad. ¿Qué aprendí? Mucho. Hoy por hoy no me privo de llamar o escribir a quienes quiero, aunque puedan demorarse días en responder. Una llamada al menos si estoy lejos es suficiente para sentirme conectada. Llamo a mi papá casi todos los días y converso con mis hermanos, familia y amigos cada vez que es factible. Sin dramas ni reclamos, si no fueron ellos quienes me llamaron. El tiempo es corto siempre cuando quieres escuchar y sentir a las personas que amas. Aprovéchalo.

Los recuerdos.- Desde el día en que mi mami se fue, uso uno de sus anillos favoritos aunque no me combinen siempre con lo que llevo puesto. Cada vez que me pierdo tocar ese anillo, me trae los pies de vuelta y regresa la calma. Claro, puedes pensar y si el anillo se pierde? Pues alguna solución habrá que me permita físicamente sentirla cerca en todo momento. Las fotos o videos con ella son junto con los dibujos de mis hijas mis mejores tesoros. Siempre habrán personas chinchosas que no les gusten las fotos y al ver esas actitudes sólo puedo pensar en las oportunidades desperdiciadas de acumular recuerdos. El día que las personas parten, ya no hay más recuerdos vivientes para coleccionar. Siempre están en tu corazón, pero con la partida de mi mami he comprobado que no hay como un video o una foto con ella.

“El cuento de la Pantera Roja”.- Cuando la que se va es una persona que hubiera podido ser la mejor abuela del mundo, te queda un vacío muy grande pero no todo está perdido. Mis hijas conocen a mi mamá a través mío siempre. Los recuerdos que podemos contarle a mis hijas y sobrinas todos los que conocieron a mi mamá la mantienen viva por siempre. Cada cumpleaños y día de la madre, o cada foto que cuelgo de ella permite que sus amigos me dejen siempre palabras para ella. Es mi mejor regalo del año, sentirla viva a través de sus amigos. Espero que el día que yo no esté mis hijas puedan tener a tantas personas que me conocieron contarles anécdotas sobre mí; es realmente gratificante para el corazón esos momentos.

Sé empático.- Cuando una persona cercana a ti, pierde a un ser querido es un momento muy duro. Tienes que comprender que a veces prefiere la compañía con silencio de por medio. Un abrazo y un detalle pueden iluminar su día, aunque no te lo diga. Recuerdo que después de una semana volví a trabajar, y mis niños me abrazaban tanto que mi corazón se reestructuraba de nuevo. Mi hija Astrid, fue el motorcito que permitió que todos en mi casa riéramos; pero por encima de todo, no seas “pesada”, no es el mejor momento para molestar a esa persona aunque te caiga mal. Lamentablemente, en mi tiempo de duelo personas que tenían que ser cercanas fueron las peores personas que tuve que ver, la lección que me quedó fue que hay gente vil en el mundo y que yo nunca debo ser así.

Mis sueños.- Cuando mi mami recién partió tuve varios sueños con ella. Recuerdo uno en particular, en el que ella bajó de un bus y directo la pude abrazar. Mi mente me lleva en momento tranquilos a ese sueño, en el que ella me abrazó y al despedirse me dijo que tenía que ser feliz, que me tocaba a mí. Desde ese día, trato de concentrarme en esa idea. Ser feliz. Hoy por hoy tengo una sobrina hermosa que cumple años este mismo día, y me devolvió los deseos de sonreír desde el corazón. Su vida me dice que hay siempre una nueva brisa que refresca el alma. Gracias Amaia por existir.

Perder a tu mamá no es un momento agradable pero también es inevitable, quizás temprano o tarde. No es ser fatalistas, pero si saber aprovechar los momentos. Mi mami fue una persona que dejó huella. El día del velorio no entraban las personas en la Iglesia, y no era pequeña. Las coronas y lágrimas no entraban más, tanto así que tuvimos que reacomodar. Ese día cuando nos tocó a mi y a mis hermanos pararnos en frente para decir algo sobre ella fue sobreacogedor ver a la cantidad de personas que habían asistido para rendirle homenaje en cierta forma. El colegio en el que estudió mandó la escolta y el estandarte, además de rendirle un homenaje en el patio central. Cada abrazo que nos dieron esos días siempre los mantengo en mi corazón y jamás podré olvidarlos. Mi mamá fue una persona especial e imposible de olvidar para todos los que la conocieron. Si un día tu mamá tiene que partir, aunque sea el último respiro hazle la mejor promesa que puedas; así en tu corazón podrás continuar su misión.
Feliz cumpleaños mami, sopla tus velas pensando en nosotros.



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